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Inclusión laboral de personas con discapacidad:

mujeres caminando con bastón de ayuda

una “pega” de todos y para todos

Por Víctor Silva, Coordinador del Programa de Inclusión Laboral de Fundación Luz

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 15 por ciento de la población tiene algún tipo de discapacidad. Lamentablemente, dentro de ese numeroso grupo, un porcentaje mínimo se encuentra trabajando, por lo que la cesantía abunda.

Hoy, un empleo va mucho más allá de intercambiar mano de obra por dinero. Las dinámicas laborales que se generan y las relaciones interpersonales que se dan naturalmente, redundan en espacios de socialización y recreación con efectos motivantes.

En ese sentido, la inclusión de personas con discapacidad (PcD) no consiste solamente en conseguir introducirlas en una empresa. También se trata de acompañarlas en todo el proceso, para que la integración sea total.

Ya dentro de una compañía, los ajustes son fundamentales. Por ejemplo, las modificaciones en el puesto de trabajo, las tecnologías de acceso y las ayudas técnicas son esenciales para que la PcD tenga autonomía e independencia en sus funciones.

En esta línea, es clave el rol del organismo intermediador, en este caso, del Programa de Inclusión Laboral que tenemos en Fundación Luz. Su labor en conjunto con las áreas de recursos humanos y TI es elemental para los procesos de selección, inducción, onboarding y capacitación.

Además de los aspectos técnicos, es relevante no descuidar la parte humana, por las barreras actitudinales y los posibles prejuicios que puedan existir. Las charlas previas con los trabajadores son muy necesarias para generar conciencia respecto a la importancia de la inclusión laboral desde una perspectiva de derecho, dándole especial énfasis al valor de la diferencia.

Por último, no hay que dejar de lado el seguimiento. Una vez al mes se debe hacer un levantamiento de brechas a ir resolviendo, además de mantener un canal de comunicación siempre disponible, por si se requiere cualquier ajuste.

Sólo cumpliendo todos estos pasos podremos lograr los objetivos planteados, es decir, incrementar los porcentajes de PcD incluidas laboralmente en empleos de calidad; aumentar la permanencia de ellas en sus cargos; y concientizar aún más sobre la relevancia de la diversidad, equidad y discapacidad en las organizaciones, tanto desde el valor que tienen para el negocio en términos económicos como para el quehacer institucional.

Esto es “pega” de todos.

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