Este lunes 1 de mayo se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores, en tiempos donde hay poco que celebrar en nuestro país. El desempleo viene al alza con un 8,4% en la última medición del INE, su mayor nivel desde septiembre del 2021, mientras que cinco de cada 10 chilenos piensan que no encontrarán trabajo en este 2023, según una investigación realizada por Addeco.
En este contexto, los más afectados son aquellos que experimentan algún tipo de discapacidad. Pese a la Ley de Inclusión Laboral que entró en vigencia en el 2018, que obliga a las empresas a destinar un 1% de sus puestos a estas personas, las cifras no son muy alentadoras.
De acuerdo a la Encuesta de Discapacidad y Dependencia (Endide 2022), en Chile hay aproximadamente 4.683.567 adultos con pérdida de visión. A ellos se suman 153.560 con ceguera total.
La centenaria Fundación Luz profundizó en los datos de inserción laboral de este gran grupo de la población nacional, llegando a números preocupantes. Sólo el 46,6% de las personas con pérdida de visión en nuestro país se encuentran ocupadas, mientras que esa cifra baja drásticamente entre aquellas con ceguera total, donde apenas un 28,8% tiene un empleo.
Con esta data en la mano, queda claro que la legislación vigente no está cumpliendo con su espíritu original. Muchas compañías prefieren no complicarse la vida y simplemente pagar las multas, tercerizar o, en su defecto, efectuar donaciones a proyectos o programas inclusivos, siempre y cuando tengan razones fundadas para no contratar.
Así, es difícil festejar en serio este Primero de Mayo. No nos tapemos los ojos ante la realidad.