En días donde las fundaciones están siendo fuertemente cuestionadas por el “Caso Convenios”, bien vale la pena mostrar la otra cara de la moneda, ésa donde los recursos públicos son utilizados de la mejor forma posible para solucionar problemas que el Estado no puede. Uno de estos ejemplos es el de Fundación Luz, que acompaña a las personas con discapacidad visual durante todo su ciclo vital.
De partida, en contraposición a organismos que tienen apenas unos meses de existencia, éste creado por Marcela Paz está ad portas de celebrar su centenario en el 2024. Durante este siglo, ha hecho la “pega” de manera transparente, con miles de usuarios a quienes les ha cambiado la vida.
Los dineros estatales que recibe la fundación provienen casi en su totalidad del Ministerio de Educación, como el año pasado, donde fue destinataria de 344 millones de pesos, de los cuales un 84,03% fueron para el Colegio Santa Lucía, que lleva más de 75 años de funcionamiento y fue la primera escuela especial para estudiantes con discapacidad visual de Latinoamérica. Ese monto sólo alcanza para cubrir el 40% de los gastos del establecimiento, el resto corre por cuenta de socios benefactores y otras donaciones privadas.
Una porción menor de las platas recibidas en el 2021 y 2022, el 11,85% y 15,97%, respectivamente, provinieron del Ministerio de Desarrollo Social. Estos fueron fondos concursables, que sirvieron para financiar diversos programas relacionados con la cultura, como la gira nacional de la Orquesta Sonidos de Luz -compuesta por músicos ciegos o baja visión-, y el proyecto de tránsito a la vida independiente, capacitando a profesionales de seis regiones del país.
En tiempos donde la sombra de la corrupción se cierne sobre la palabra “fundaciones”, no todo es oscuridad. La luz la ponemos las que llevamos varios años ayudando a aquellos que más lo necesitan.
María Alicia Albornoz, directora social Fundación Luz