En nuestro 100 aniversario, queremos celebrar que estamos transformando la discapacidad en una capacidad y con ello un reconocimiento a quienes han apoyado la inclusión de personas con discapacidad visual. Conozcamos la historia de Don José Contreras.
José Evaristo Contreras Villarroel
Cariñosamente, en Fundación Luz todos lo llaman “Don José”. Tiene 56 años, 31 años de matrimonio y un hijo de 27.
Trabaja en el Colegio Santa Lucía desde hace 32 años y es un buen dueño de casa, querido por todos los niños, al igual que profesores, profesionales, administrativos y familias de toda la Fundación.
De niño tuvo una infancia muy hermosa, es el segundo de tres hermanos, entre ellos, dos mujeres. Sus padres fueron muy hábiles para educarlo, comenta, pues debían considerar que tenía problemas importantes de visión. En 1986 termina la enseñanza media, y un año después, fue diagnosticado con la enfermedad de retinitis pigmentosa.
Es así como llega a Fundación Luz, – en ese entonces a la Sociedad Protectora de Ciegos- , donde aprendió a leer y escribir Braille, y cuyos aprendizajes le entregaron la motivación necesaria para seguir estudiando.
En 1990, se tituló de la carrera Técnico en Educación Diferencial, con mención en deficiencia mental y trastornos específicos, -llamada así en ese entonces , realizando su práctica el Colegio Santa Lucia. Desde ese entonces es parte de esta comunidad en la comuna de La Cisterna, donde su vida laboral se ha desarrollado en los pasillos, junto a los niños y a todos los que integran el Colegio.
‘Quiero agradecer a Fundación Luz por todo lo que me han entregado en estos 32 años. He tenido un largo aprendizaje, he cometido muchos errores, pero también he aprendido de muchas personas. Debo decir que me siento feliz de ser un hombre ciego, pues gracias a mi ceguera, he conocido a gente muy hermosa, la que jamás hubiese conocido. Agradecido de Dios, no reniego mi ceguera, al contrario, agradezco, pues a través de ella he conocido un mundo maravilloso’.
‘Solo puedo dar las gracias Fundación Luz, porque en estos cien años, muchas personas se han rehabilitado e insertado en la sociedad. Gracias a todos’.