Marilyn Fuentes mamá de María Paz Jerez
“Mi hija María Paz de 7 años, la Maripi, nació con coloboma y tiene un 15% de visión en ambos ojos. Cuando tenía 1 año comenzamos a llevarla a Fundación Luz para su estimulación temprana. Al principio como familia fue difícil reconocer la discapacidad y chocante ver a niños con bastón, porque nunca nos había tocado vivir una realidad así. Pero con el apoyo y la buena acogida de la Fundación, de a poco nos fuimos acostumbrando y sintiendo mejor.
Paralelo a ese programa, metimos a Maripi a un jardín infantil donde hizo Medio Menor y Medio Mayor y se desenvolvió súper bien, por eso comenzamos a pensar con mi marido en matricularla a pre kínder en un colegio regular. Además, tomando en cuenta la personalidad y nivel de visibilidad de mi hija, los profesionales de Fundación Luz y otros externos a los que acudimos, nos aconsejaron lo mismo; así finalmente decidimos meterla en el Colegio Alberto Pérez de Maipú, donde asiste su hermano Santiago de 10 años.
Hablé con la Coordinadora del establecimiento y ella nos alentó a intentarlo y la recibieron súper bien. Ha sido una muy buena experiencia. Aunque son hartos alumnos, es un colegio bien familiar, donde ya nos conocían por mi hijo. Les conté a sus profesores del apoyo de Fundación Luz y siempre han estado dispuestos a recibir sugerencias, capacitaciones y charlas.
María Paz es una niña aplicada, ordenada y obediente. No necesita profesores con paciencia mas sí con dedicación. Las profes la apoyan con detallitos para que no lo pase mal: si se le pierden los lápices o alguna ropa, se los meten en su estuche o en su mochila en vez de ponerlo en la caja de las cosas perdidas. Ella se siente protegida y se maneja súper bien, tiene su ruta para llegar desde la puerta de entrada del colegio a la sala de clases; y también conoce el camino para ir al baño.
Tiene un grupo pequeño de amigos y amigas pues, quizás por la misma discapacidad, Maripi es más tranquila y no se junta con todo el curso ni con los más inquietos. Sus amigas la apoyan harto: salen a recreo, la ayudan con sus cosas, van a la biblioteca juntas a mirar los libros, porque ella puede ver la portada y leer el título, luego las letras chicas ya no.
Al inicio me daba miedo dejarla en la puerta y que llegará sola a su sala, pero Maripi lo logra y quiere hacerlo.
Una como madre pone limitaciones que los niños no tienen. Debemos confiar en ellos. Creí en mi hija y me demostró tener muchas más capacidades de las que yo imaginaba. Además, estas nuevas generaciones son distintas a las de hace 20 años atrás. Son niños más receptivos, no ven al otro como alguien distinto, sino que con capacidades diferentes y por eso se logra una buena convivencia. ¡Imagínate que mi hijo tiene una compañera con síndrome de down y recién este año se dio cuenta!
En paralelo Maripi asiste a clases de tiflotecnología y talleres psicomotores con una profesora diferencial en el colegio Santa Lucía. La Fundación ha sido primordial en todo el proceso desde pequeñita hasta ahora y el trabajo que hacen es integral, sumamente profesional y sin costo, por tanto una tremenda ayuda. Maripi ya está en 2do básico, aprendió a leer, después vendrán otras etapas y estoy segura que Fundación Luz seguirá apoyándonos”.